Ciro Añez Núñez.
El pueblo, para no dejarse engañar ni tropezarse
con la misma o similar piedra (instauración de líderes mesiánicos, caudillos o
inversionistas en torno al poder para expandir y cuidar primeramente sus
negocios - business -), debemos
evitar vivir tan sólo de ilusiones ni debemos caer en la idolatría hacia algún
político.
No olvidemos que populismo implica demagogia
en el poder y la demagogia es la sepultura de la democracia.
Es necesario que durante la campaña política,
exista y se exija el debate o la lucha programática,
no limitarse tan sólo a presenciar pedidos de voto útil, unidad en un solo
bloque opositor, buscar y/o incentivar el voto agradecimiento, voto consigna,
voto orgánico ni enfrascarse en sacarse entre ellos mismos la cresta o sus patrañas
en asuntos personales, que dijo, no dijo y demás diretes, para el show, el
circo, la novela politiquera que no son otra cosa que distracción para el
pueblo.
Que los candidatos nos expliquen con
propiedad y sólida convicción: ¿qué visión de país tienen?, ¿qué proponen?,
¿cuál es su programa de gobierno y cuáles son sus bases o fundamentos?. ¿Poseen
una firme convicción y entendimiento para construir una verdadera economía de
mercado en una sociedad libre y democrática, resaltando la importancia de la
seguridad jurídica, la calidad institucional y la certidumbre jurídica en la
protección de los derechos individuales, en el rol limitado del Estado, en las
libertades económicas y en todo aquello que involucra poner en funcionamiento
el verdadero desarrollo de un país?; o, proponen un estatismo, centralismo, mayor
agigantamiento del Estado en detrimento o restricción de libertades individuales, promueven Estados niñeras, más impuestos, bonos por doquier (por todo y para todo) para crear más clientelismo,
mercantilismo de Estado, etc., pues no sólo se trata de repetir frases sueltas de
Bolivia unida, democracia, justicia, libertad, paz social, progreso, etc., se
requiere necesariamente asentarlas en bases sólidas de desarrollo que la concreten.
Si volvemos a lo mismo de siempre, es decir:
al voto emotivo o voto visceral, corremos mayor riesgo inminente de caer
nuevamente en el populismo sea éste de Izquierda, de Derecha o del Medio, no
habiendo aprendido nunca la lección. Y en consecuencia, el verdadero problema
en realidad es desarraigar la "mentalidad populista" del pueblo. Esa
debería ser nuestra principal tarea como bolivianos para lograr juntos un mejor
país.