El
control social es el conjunto de prácticas, actitudes y valores destinados a
mantener el orden establecido en las sociedades.
Existen
dos clases de control social: 1) el positivo o de acción y 2) el negativo, de
respuesta o de reacción. El primero, parte del criterio que en cualquier
organización social, desde las más primitivas hasta el Estado moderno, requiere
de un consenso de los miembros para establecer un conjunto de reglas y
principios; y, para asegurar dicha conformidad, la organización social dispone
de recursos cuyo objetivo es asegurarse que los comportamiento de sus miembros
se someterán a ese conjunto de reglas y principios establecidos; y, el segundo,
consiste en la respuesta que da a los transgresores, esto es, a los que al
haber desconocido las reglas y principios señalados, son definidos como indeseables,
corruptos, enemigos.