Ciro Añez Núñez
Las noticias dan cuenta sobre el peligroso
incremento de la delincuencia. Ya no es novedad escuchar la consumación de
delitos porque éstos ocurren casi a diario.
Las asociaciones delictuosas están al orden del día
y cada vez más la población siente el impacto de las pandillas juveniles.
Ya se han realizado varias cumbres departamentales
y nacionales de alto nivel sobre inseguridad ciudadana; sin embargo, han quedado
solo en discursos y en un manifiesto de buenas intenciones.
Es hora que entendamos que una sociedad no se
cambia por decreto, leyes ni sentencias. El mejor combate a la delincuencia no
se encuentra en los tiempos de los poderes: ejecutivo, legislativo o judicial
sino más bien en el tiempo y en el rol de los padres (Vid. pág. 276 del
libro “Los delitos de corrupción”, 2da. edición, Ed. El País, 2013).