domingo, 28 de diciembre de 2025

2026, todo cambio empieza por nosotros mismos.

Ciro Añez Núñez

En geopolítica y en el orbe de los big business, el mundo actualmente es tripolar y el próximo año, muy probablemente entre estas tres potencias mundiales, se estén repartiendo el mundo para acceder a los recursos naturales de otras regiones junto a la sacudida de dados o barajeada de sus cartas (dicho de otro modo, intercambiando o retirando uno por otro, a sus presidentes títeres, es decir, aquellos políticos lacayos que son a favor de alguna superpotencia, quienes venden fumadas filosóficas y cuentos ideológicos a sus pueblos, bajo falsas creencias que los fanatiza, polariza, divide y debilita, mientras los grandes hegemónicos internacionales acceden a las reservas naturales de dichos países, para ser expoliados); entre tanto, ocurre esto en los contornos, resulta que en Bolivia, nos aproximamos a las elecciones subnacionales en búsqueda del resobado cambio, con muchos enredos y excesiva publicidad engañosa y subliminal, creyendo absurdamente que por la cantidad de likes (o de fans en las redes sociales), que por recibir plaquetas, distinciones y/o reconocimientos pre pago, sus personajes son automáticamente transformados en seres humanos íntegros, idóneos y políticamente potables.

Percatémonos, existen muchos publicistas que se dan de analistas y cuando el ánimo deliberado del lucro es engañar al pueblo, resulta que vender confusión es algo demasiado generalizado, por lo tanto, abundan las propagandas conducentes a confundir popularidad con mérito, comodidad con felicidad, entre otras mentiras más.

Llevamos más de doscientos años intentando formulas tradicionales de la política occidental, donde presuntamente buscamos cambios, sin embargo, nos dedicamos disparatadamente a realizar exactamente la misma rutina de siempre, es decir, llevamos veinte décadas polarizados, timados, rivalizados y divididos, entre izquierdas Vs derechas, capitalistas Vs comunistas, neoliberales Vs socialistas del siglo XXI, conservadores vs progresistas, libertarios Vs humanistas y así sucesivamente.

Como vemos, hemos transitado por el puro reciclaje político con la misma excusa de siempre (cambiando simplemente de rótulos), cuya situación ya es hasta bicentenaria, que van acompañadas de los continuos fracasos de paradigmas. En otras palabras, es y ha sido siempre, la misma chola, pero con distinta pollera, como coloquialmente decimos.

Ya es hora que dejemos de repetir lo mismo y aprendamos de quienes están haciendo lo que sí funciona y que han sido capaces de así demostrarlo. Examinadlo todo y retened lo bueno.

Advirtamos, cómo en algunas regiones de Asia Oriental y del Sudeste asiático (Ej.: Corea del Sur, China, Singapur, Taiwán) en menos de sesenta años ya han logrado índices de desarrollo mayores al de los europeos; y, nosotros que llevamos 210 años, seguimos atorados.

Si deseamos cambios verdaderos, todo cambio empieza por nosotros mismos, porque cada político finalmente es producto de sus propios pueblos. Es decir, obviamente que los políticos nos representan, pues son el reflejo de su sociedad, de nosotros mismos.

No es cuestión de esperar que el otro lo haga o sencillamente pretender impulsar a alguien (que sin estar realmente preparado) ingrese a la política por la simple conjetura de que es gente de bien. “Zapatero a tus zapatos”, quien tenga el llamado interno o la vocación de servicio a ser funcionario público, político o autoridad pública, pues que se prepare genuinamente y a conciencia para eso; y, desde esa abundancia interna ocupe un cargo público, no que busque un puesto en la función pública desde su necesidad, carencia y/o mediocridad, donde tan solo acude a la estructura estatal, como su última opción, para obtener un cheque mensual y que le permita la búsqueda de “contactos” de corruptela, para luego aprovecharse del cargo y enriquecerse bajo el abuso de poder, la mentira y el engaño, usando demencialmente el término “viveza criolla” como si eso fuese un manto purificador, cuando en realidad, no es otra cosa, que un corrupto cínico.

Ese cambio, que tanto habla y requiere el país, debe ser en base a un modelo que está demostrado que funciona (por eso, citamos anteriormente al Sudeste Asiático), esto es, seguir la ruta del modelo meritocrático, estableciendo gobiernos fuertes conformados por los auténticamente mejores (no por impostores, no por gobiernos débiles, lleno de bribones, aventureros e improvisados, que se alternan el poder), se requiere de verdaderos partidos políticos patriotas no de clubes de caudillos o cofradías de amigotes con intereses creados y deshonestos.

Los principales responsables de la informalidad reinante en un país, son los políticos, porque son los primeros informales, no tienen gente auténticamente formada, éticamente solventes ni son capaces de producirla al interior de los llamados partidos políticos o en el ámbito íntimo de las agrupaciones ciudadanas.

Ya basta de reformas tibias, tienen que ser profundas (reformas políticas, judiciales, policiales, etc.) que fumiguen a los corruptos que inundan las instituciones públicas. Necesitamos un Estado pequeño, eficiente, que funcione, con meritocracia, donde tengan el cargo quienes así lo merecen, con retribución económica en base a méritos demostrables y objetivos verificables, es decir, en base a resultados, donde si existen ineptos (autoridades y funcionarios públicos) que provocan caídas, por ejemplo, en el PBI, en las exportaciones, en la inversión extranjera, estancamiento en las infraestructura del país, no sólo merecen no ganar nada sino que merecen ser despedidos y que rindan cuentas, por el daño ocasionado y que los corruptos devuelvan todo lo saqueado, no sólo conformarse con que estén presos. La lucha contra la corrupción no debe ser un simple eslogan, sino que debe ser real y radical, como lo hizo, Singapur en la época de Lee Kuan Yew.

Bolivia requiere industrializarse porque es la vía histórica que siempre ha prevalecido sobre los poderes mercantilistas y financieristas, pero para ello, amerita un cambio verídico de chip mental en todos y cada uno de los bolivianos, apostar por la unidad nacional y latinoamericana, no ser vasallos de superpotencias (no ser pro China, pro EEUU, pro Rusia) sino más bien aplicar política de neutralidad, velando por el desarrollo integral del propio país.

La principal reforma es la meritocrática y eso empieza por nuestra mentalidad, no seamos ilusos ni andemos con la absurda idea que de la nada, aparecerán y vendrán, unos iluminados bien ranqueados o un grupito de auto proclamados iluminados que compondrán el país, pues eso en realidad, acaban siendo lo mismo de siempre, en manos de farsantes estafadores.

El cambio empieza por nosotros mismos y por nuestra propia juventud boliviana. No desperdiciemos nuestros tres recursos finitos y fundamentales de nuestra vida, que son: nuestro "tiempo", nuestra "atención" y nuestras "energías", jugando videojuegos, entreteniéndonos viendo TikTok, novelas, narco series, escuchando narcocorridos, distrayéndonos siendo espectadores y seguidores de la vida de otros en las redes sociales, viendo bailecitos, buscando hacer dinero o riqueza instantánea mediante esquemas piramidales, trabajando honestamente poco pero pretendiendo ganar mucho, sin cultivarse, sin estudiar, fomentando la informalidad, mintiendo, siendo groseros, corruptos, maleantes y ególatras, pero aun así, todavía seguimos deseando tener un gobierno meritocrático estilo Singapur, cuando somos más del 90% de informales. Así pues, no funciona y lo sabemos muy bien de antemano, otra cosa, es que nos hagamos tontamente los desentendidos y los supuestamente ingenuos, mintiéndonos y defraudándonos insensatamente nosotros mismos, siendo totalmente desleal consigo mismo.