sábado, 20 de diciembre de 2025

Basta de imposturas, apliquemos pragmatismo con sentido de integridad.

Ciro Añez Núñez.

No debemos caer en aquellos discursillos o consignas de manual, acostumbrados a colocarse etiquetas de deshonra, buscando humillar los unos a los otros, basados en puros cuentos ideológicos con fanatismos (quienes tienen mentalidad de lacayos o vasallos a favor de intereses de potencias mundiales; o, que no soportan críticas a sus ídolos) que solo buscan la polarización (cuyo propósito final, es distraer, dividir y debilitar la unidad del pueblo boliviano, mientras los corruptos se enriquecen), expresados en frases como: Derechas Vs Izquierdas, que los “zurdos ineficientes corruptos” Vs los “vende patrias de Derecha corruptos”, pues al final, históricamente, absolutamente todos (de ambos bandos), ya tuvieron su oportunidad y fracasaron rotundamente.

El resultado de ambos bandos, es y fue desastroso; por lo tanto, es hora de hacer los ajustes correspondientes de forma consciente para todos, sin privilegio alguno, tanto para el pueblo boliviano como para los burócratas, funcionarios públicos y políticos.

Advirtamos lo siguiente: varios personajes de la clase dirigente, ya no representan lo que dicen representar, por ejemplo, muchos de ellos, están acostumbrados de forma genérica a hablar, a nombre de “los pobres”, sin que ellos lo sean (es decir, pretenden identificarse con alguien, que no lo son), máxime cuando los subsidios en su gran mayoría es a favor de la clase media, no directa y exclusivamente para los pobres, ya que  los auténticamente “pobres”, para empezar: no siempre comen todos los días y ni siquiera tienen para pagar diariamente el pasaje del transporte público.    

Con todo ello, es menester invertir en educación de calidad y promover la disciplina (que pueda generar oportunidades, para quienes menos tienen) y a su vez, urge achicar auténticamente al Estado en todos los niveles y estructuras que reciben dinero por parte del TGN.

Amerita la reducción considerable de planillas de funcionarios en toda la estructura estatal, contratando lo estrictamente necesario, bajo parámetros de calidad y con objetivos bien definidos por área, de manera clara y precisa a cumplir, sometidos a revisión constante y evaluación continua concerniente al ejercicio de sus funciones, exigiendo estándares altos de competencia, de capacidades y habilidades a desplegar, debiendo generar responsabilidad civil, penal y administrativa, en caso de incumplimiento o ineficiencia; y, al mismo tiempo, apremia  recuperar todos los caudales que se llevaron los corruptos, debiéndose activar la cooperación internacional junto a la investigación nacional e internacional de fortunas, embargos y anotaciones preventivas de bienes y recursos de dichos corruptos tanto a nivel interno como foráneo, contra todos quienes ilícitamente se beneficiaron, directa e indirectamente, de los recursos expoliados.

La función pública no debe ser un refugio de gente mediocre y corrupta (nombrar y aceptar un cargo, para el que no se está preparado, es corrupción, es delito. Art. 157 del Código Penal), donde sólo acudan para asegurarse un cheque mensual, vacaciones, bonos, etc. sin ser competentes ni tener vocación de servicio y, menos aún deberían éstos buscar sus beneficios personales a través del negocito de los privilegios y del favoritismo.

La palabra “contactos” (Ej.: que fulano o zutano tiene “contactos”; o, que yo me encuentro muy bien, porque tengo muy buenos “contactos”), no es otra cosa que corrupción (es la típica expresión de los impostores, de los corruptos sinvergüenzas), pues el desarrollo íntegro e integral de un país, no deber ser excluyente sino incluyente de forma general.  El corrupto, es aquel que siempre busca tener privilegios, a través de la exclusión (sólo piensa en “yo y los míos” – esto es: sus familiares y su red de corrupción-), enriqueciéndose a costa de los demás mediante la mentira y el engaño.

No sólo es cuestión de mediatizar los procesos judiciales contra funcionarios públicos cleptómanos y autoridades corruptas, sin que jamás exista reparación del daño económico causado ni la recuperación de todo lo sonsacado.

De nada sirve al pueblo boliviano, distraerse leyendo o viendo telenovelas judiciales con sensacionalismo y por episodios, sin que nada de lo extraído ilícitamente al Estado (que es dinero de los contribuyentes) se recupere y los índices de corrupción continúen siendo altos.   

Si no se controla un recurso, sin desarrollo industrial, sin desarrollo tecnológico propio, de nada o poco sirve. No es con un enfoque extractivista que vamos a mejorar. Bolivia nacionalizó sus recursos y, no se invirtió en el desarrollo de recursos, como ser: realizar exploraciones para nuevos yacimientos, instalación de industrias para procesar materiales y venderlos con mayor valor agregado, tampoco desarrolló infraestructura de cadenas comerciales y logísticas que permitan generar clientes para aquellos recursos procesados (porque de nada sirve tener fábricas, pero no clientes). Se precisa una inversión integral, pues sin inversión no hay producción, y sin producción, el bienestar es solo una ilusión.

Hagamos lo que funciona, pues para qué vamos a pretender inventar la rueda, si tenemos al frente nuestro, por ejemplo, al sudeste asiático (Ej.: Singapur) y Asia Oriental (China, Corea del Sur, Taiwán), que nos están demostrando lo que funciona en índice de desarrollo humano, educativo, tecnológico e industrial, etc. Es a estudiarlo, aprenderlo y aplicarlo, mediante un pragmatismo, pero con un sentido de integridad.