La corrupción
no es un hecho relacionado exclusivamente a ocupaciones, profesiones, países
pobres, países ricos, ni debido a una falta de educación o por carencia de
formación profesional, en realidad tiene que ver con el deterioro de los
valores sustentables de la conducta humana.
La ignorancia no necesariamente es esencial para la corrupción, una muestra de aquello es que puede existir una persona corrupta sin educación ni instrucción como así también pueden existir grandes hechos de corrupción cometidos por personas cultas, educadas, civilizadas, de buenos modales, incluso podrían provenir de familias con trayectoria respetable, de buen nombre, reconocidas de ser bien educadas, de manifiesta educación del profesional, eruditas que han cursado educación superior, profesionales con un alto grado de formación académica.
La ignorancia no necesariamente es esencial para la corrupción, una muestra de aquello es que puede existir una persona corrupta sin educación ni instrucción como así también pueden existir grandes hechos de corrupción cometidos por personas cultas, educadas, civilizadas, de buenos modales, incluso podrían provenir de familias con trayectoria respetable, de buen nombre, reconocidas de ser bien educadas, de manifiesta educación del profesional, eruditas que han cursado educación superior, profesionales con un alto grado de formación académica.
En este último aspecto, citar por ejemplo el escándalo
Watergate, caso Lava Jato, Odebrecht, fraudes electorales en los distintos
países (Ej.: en la época presidencial de la distinguida familia Kennedy - informes secretos
del FBI, desclasificados en los 90, revelaron que la mafia contribuyó con mucho
dinero a la campaña de Kennedy sólo en la primaria de Virginia Occidental.
Mucho de ese dinero fueron destinados a convencer a los sheriffs de los
condados, que controlaban la maquinaria electoral, link: https://es.wikipedia.org/wiki/Hubert_Humphrey);
entre otros muchos casos más registrados a lo largo de la historia humana.
La naturaleza
egoísta de la especie humana la cual engendra la angurria por conseguir más
dinero en corto tiempo y con el menor esfuerzo posible, bajo la idea de
vanagloria, de aparentar «prosperidad», «poder» y/o «exitismo» alimenta la
corrupción y todos los delitos relacionados con ella.
Por
ejemplo: corrupción y legitimación de ganancias ilícitas son hermanos de sangre
dado que el lavado de dinero favorece la corrupción, al permitir que ésta sea una
actividad lucrativa.
Debemos
entender que cuando la corrupción (hábito de transitar a través de los atajos)
llega a enraizarse en una sociedad, aquella se convierte en un estilo de vida,
que también lleva por nombre doctrinal "estado de corrupción" o «sistema
institucionalizado de corrupción». Por lo tanto, una sociedad que posea dicho
estilo de vida no debiera extrañarse de los frutos que produce.
La
burocracia (entendida como la
administración ineficiente a causa del papeleo, la rigidez y las formalidades
superfluas) junto con el excesivo costo de legalidad, esto es, el infierno
fiscal, la presión impositiva además de las imposiciones arbitrarias que
desalientan la inversión privada productiva, terminan
convirtiendo a los formales en esclavos, agobiados y presionados con una serie
de cargas públicas y sociales mientras que la informalidad o los
delincuentes, como ser: los contrabandistas, evasores, testaferros, políticos
corruptos o funcionarios disolutos (que exigen pago de porcentajes para
adjudicaciones, etc.), lavadores de dinero, entre otras modalidades más de
delincuencia, siguen en aumento y todavía se pampean con arrogancia creyendo
que han venido a este mundo para ser ególatras y que el propósito de vida
consiste únicamente en conseguir «como sea» dinero, acumularlo, sin importar la
manera ni la procedencia de ésta. De allí que se cumple en ellos aquel dicho:
«Era tan pobre que solo tenía dinero».
Por lo expuesto, en la lucha contra la
corrupción además de la exigencia de transparencia es importante implementar dos
acciones más: 1) el fortalecimiento del individuo y de la sociedad civil
mediante asociaciones o fundaciones de lucha contra la corrupción con
financiamiento privado e independiente al poder político o partidario y que
dichas fundaciones o asociaciones tengan accesibilidad efectiva con libertad de
control social a todos los servidores públicos de todas las reparticiones
estatales, tal como explico en mi libro “Los Delitos de Corrupción”, publicado
en el año 2011; y, 2) la contención del poder; evitando el surgimiento de la
cleptocracia, esto es limitando el poder absoluto de la administración pública
y al mismo tiempo evitando la promulgación de normas que atenten las libertades
individuales.
En cuanto a la lucha contra la
informalidad es hora de una reforma tributaria, no a través del aumento de los impuestos
sino encaminada hacia la eliminación de las exoneraciones tributarias, achicar
al Estado, ampliar la base tributaria bajando significativamente las tasas
impositivas, luchando eficazmente contra la evasión, simplificando
sustancialmente los trámites administrativos no únicamente para el pago de
impuestos sino promoviendo tal situación para todo el aparataje estatal y que la población evite la doble moral, no consumiendo del informal.