Ciro Añez Núñez.
Pronto iniciaremos un nuevo año y muy probablemente entre los asuntos neurálgicos en el mundo, existirán dos temas cruciales que marcarán los próximos años venideros, estos son: la necesidad de cuidar los suelos y disminuir el rebalse migratorio internacional.
Empecemos por el primero: el Día Mundial del Suelo
se celebra anualmente cada 5 de diciembre desde 2014, año en el cual la ONU
designó esta fecha a propuesta de la Organización de las Naciones Unidas para
la Alimentación y la Agricultura (más conocida como FAO, por sus abreviaturas en
idioma inglés: Food and Agriculture Organization).
Según los estudios realizados por la FAO, alertan
que, debido al cambio climático y la actividad humana, nuestros suelos en el
planeta Tierra se están degradando. La erosión y una inadecuada gestión del
mismo altera el equilibrio natural de la tierra, desaprovechando recursos
hídricos y reduciendo el nivel de vitaminas y nutrientes de los alimentos que
producimos.
Existen, por ejemplo, algunos países
desarrollados, donde actualmente sus frutas carecen de micronutrientes. Lo que
antes (en el año 2000) en una sola fruta se conseguía la cantidad adecuada de
nutrientes, resulta que ahora, deben consumir más de ocho unidades para obtener
una similar cantidad de nutrientes en dicha fruta.
Advirtamos, estamos hablando de un elemento
fundamental para la vida humana, como lo es la alimentación básica. Seguridad
alimentaria no consiste en pésima calidad alimentaria dadas las serias
consecuencias que trae consigo para la salud, que es lo más próximo a la
vida. Percatémonos: la alimentación básica está siendo cuestionada y en un par
de décadas (o incluso menos) podrían algunos países sufrir de escases de alimentos
debido a la degradación de su suelo.
Ahora, pasemos al otro tema preocupante: la migración mundial está ocurriendo en casi todos los países y cada vez más los niveles de migración tienen un mayor crecimiento exponencial. Si bien, hay quienes dirán que eso tiene su lado positivo en la apariencia del dinero (remesas, impulso económico, etc.); sin embargo, el verdadero rostro es el drama humano enorme y doloroso, especialmente para niños y mujeres, la destrucción familiar, pérdida de hijos, esposas y esposos, lazos destrozados, fragmentados o debilitados sumado a la explotación laboral, las condiciones insalubres, trabajo forzado y la corrupción mediante el pago de tasas de contratación para asegurarse un empleo, lo que los puede mantener endeudados por varios años o incluso sufrir el abuso de quitarles el pasaporte para obligarlos a trabajar con salarios paupérrimos.
La migración no planificada es un proceso muy cruel. Toda esa angustia no se ve reflejada en su real expresión en la prensa internacional, usualmente sólo acaparan los principales titulares cuando hay muertes. No solo la muerte debiera importar sino también el sufrimiento humano.
Toda persona envanecida que se alegre porque ella está mejor que otra; o, se
alegra bajo la absurda idea de escarmiento porque llegó la crisis a su país, en
realidad está enferma, adolece de una psicopatología y es rotundamente tonta y
acomplejada. No podemos alegrarnos por el sufrimiento ajeno.
Según los datos anuales publicados por el Proyecto
Migrantes Desaparecidos de la Organización Internacional para las Migraciones
(OIM), el 2023 fue el año más mortífero jamás registrado pues al menos 8.565
personas murieron en las rutas migratorias de todo el mundo. Es una historia de
terror, donde una o dos generaciones pasan por dicha historia. Veremos qué nos dirán las
cifras del 2024, una vez que concluya el presente año.
De seguir esa tendencia migratoria imparable, preguntémonos
¿qué ciudad será habitable en el mundo?, actualmente se amontonan en determinados
lugares donde se concentra la inversión mundial de forma desproporcionada
sumado a un gigantesco endeudamiento; y, por consecuencia, casi ningún Estado
podrá proporcionar a todos sus habitantes: vivienda, servicios básicos
adecuados, educación, sanidad, seguridad alimentaria de buena calidad, entre
otras variables más, siendo a futuro probablemente casi imposible garantizar
todo aquello.
Con todo ello, está claro, que actualmente existe una
humanidad en movimiento y mucha gente migra por múltiples factores, como ser: crisis,
guerras, imposibilidad de acceso al agua, entre otros móviles más.
Sin embargo, varias investigaciones profesionales
como las de Transparencia Internacional, de los economistas Shrabani Saha (Lincoln International Business School,
University of Lincoln, UK) y Kunal Sen (UNU-WIDER,
Helsinki, and University of Manchester, UK), entre otros más, dan cuenta de
que dentro de los países en crisis económicas, sociales y políticas, una de las
principales causas en común es la corrupción generalizada y desvergonzada, esto
es, países con políticos o dirigentes corruptos y fondeados, que acabaron por
quebrar las arcas de sus Estados, habiendo alcanzado monstruoso endeudamiento, gasto
público astronómico, llegando a someter a sus habitantes a un régimen
autoritario de infierno fiscal, inflación impuesto, estanflación, atentados
contra la propiedad privada, pérdida de libertades individuales y demás
consecuencias de la pésima administración estatal.
La migración no es solo un tema político o social;
es un espejo que nos obliga a mirarnos como sociedad. ¿Optamos por la empatía o
nos dejamos dominar por la otredad?
Si por un lado existe una preocupante degradación
del suelo del planeta; y, por el otro lado, existe el alarmante problema migratorio
mundial, entonces, la solución para aquellos países en crisis, no es el abandono,
dejando sus respectivos países en cleptocracias (con corruptos enriquecidos y pueblos en la miseria) tampoco es
cuestión de salir a consumir por simple presuntuosidad o por autoengaño, bajo aquella
falsa creencia, de que en vez de botar su dinero en el Estado ineficiente vía cargas
impositivas, prefieren gastarla en su propio placer de consumo en comidas, bebidas,
entretenimiento y distracción (como
placebo a su ansiedad), sin darse cuenta de que en realidad, los impuestos igual
los está pagando, pues se encuentra implícito en el precio de todo lo que
consume, así sea, que pida o no factura.
Como vemos, la solución no va únicamente por el consumo,
eso es un falso positivo, pues llegará un punto donde un mínimo porcentaje podrá mantener eso dada la falta de liquidez y, tarde o temprano, todos acabarán
quebrados. La solución en realidad va por apreciar el suelo y en obtener
suficiente inversión productiva, la inversión tiene necesariamente que propagarse.
El camino de solución, pasa por valorar el suelo y
su exuberante naturaleza, pues en el peor escenario para aquellos países en
crisis, por lo menos, podrá existir agricultura de subsistencia, es decir, las
personas podrán alimentarse, aunque no ganen demasiado dinero, por lo tanto, el
suelo rico de micronutrientes no debe ser dejado para irse a otra parte; y, el
otro factor primordial es la inversión productiva, el elemento fundamental para
el desarrollo económico de un país.
Cabe hacer notar que al igual que las personas,
los países no se enriquecen porque inviertan mucho sino porque invierten bien.
La oferta de bienes y servicios con calidad y en cantidad no se logra
únicamente con inversión pública, sino que se requiere de suficiente inversión
privada y para esto, se necesita fomentar las actividades de inversión nacional
y extranjera con auténtica seguridad jurídica y verdadera certidumbre jurídica,
cambio de modelo económico que atraiga inversión, reducción del gasto público,
achicar el tamaño del Estado, combate real al contrabando y a la informalidad
delincuencial, fomento a las exportaciones y a los emprendimientos.
Parafraseando al economista Thomas Sowel resulta
que "el deseo de los emprendedores formales (empresarios) de obtener
ganancias es lo que hace bajar los precios, a menos que la actividad
gubernamental impida la competencia (ser competentes)".
En ese sentido, para poder captar “inversión
productiva” de calidad es de vital importancia brindar ante todo “seguridad
jurídica” a las personas y a las empresas privadas además de lograr la
transferencia de tecnología, pues gracias a la tecnología puede también mitigarse
los serios problemas futuros, como la degradación del suelo, la escasez de
alimentos, etc.
Esa seguridad jurídica se empieza por cumplir la
Constitución, respetar la división e independencia de poderes, de que existan
reglas claras y que éstas sean verdaderamente respetadas por los servidores
públicos, debiendo ser las principales autoridades quienes deban dar el ejemplo
de respeto y cumplimiento evitando legislar por decreto lo cual constituye un
atropello en un Estado Constitucional de Derecho; asimismo, se requiere una ley
de inversión que respete y proteja derechos y garantías constitucionales, como
ser la propiedad privada, la libertad personal, etc.; urge la menos judicialización de la política,
más protección efectiva de todos los derechos humanos y de las libertades
individuales, más equidad de género, más seguridad jurídica, una democracia
representativa más sólida, más confianza y menos corrupción.
Basta de aquellos mal llamados servidores públicos que son facinerosos y sinvergüenzas, que, por cumplir con sus obligaciones encomendadas
y remuneradas (de los impuestos de la gente), por hacer lo correcto y debido, desean a cambio recibir coimas además
de agradecimientos, como si todo se tratase de un favor que estuviera haciéndole
al administrado o contribuyente.
El mensaje para la gente de aquellos países en
crisis, debiera ser: quédense en sus países y transfórmenlos para bien,
buscando la excelencia, llevando una vida consciente y plena. Y a nivel mundial,
debería existir fondos en fideicomiso que permitan que los inversores puedan obtener
dinero invirtiendo en sociedades empobrecidas, propagando la inversión mundial
en diversas áreas (no concentrándose únicamente en ciertos lugares), donde las grandes compañías reciban préstamos blandos durante
largos periodos de tiempo para llegar a lugares donde se invierta en educación,
en desarrollo de talento humano, creación de empresas y medios de subsistencia acorde a su realidad y ecosistema, para que la gente no tenga
que irse de sus países, evitando de esta manera, que el mundo entero
se convierta en más caótico de lo que ya está. Es menester estructurar negocios
de esa manera por el bien de todos, de toda la humanidad.