Ciro Añez Núñez
Para garantizar una
educación de calidad amerita inversión en el desarrollo intelectual de las
personas, esto implica brindar un servicio de excelencia y para ello es
menester que se garanticen las libertades, entre ellas, la libertad educativa.
No solo deben ser los
gobiernos (Estados) quienes monopolicen el servicio de la educación sino que debe
brindarse todas las garantías a los particulares para que éstos también provean
dicho servicio y desarrollen modelos o programas eficaces.
No olvidemos que la
formación educativa de calidad pasa también por una decisión personal y en
consecuencia cada cual también debe ser responsable de escoger el itinerario de
su propia formación. De esta manera los consumidores de un servicio (en este
caso los estudiantes) no necesitan organizar ninguna huelga para protestar
contra la defectuosa calidad de ese servicio, bastará con que cambien de
proveedor.
La educación merece también ser
vista como un bien económico que posee un costo. Aquel criterio de que la
educación pública o estatal es gratuita no es real por cuanto existe alguien que
al final la paga y esto ocurre mediante la apropiación coactiva (confiscación)
de la propiedad y los frutos del trabajo de algunos para satisfacer las
demandas a otros. Es decir dicho pago es en realidad gasto público que se
realiza con el dinero de todos los contribuyentes, por ende no es dinero gratis
que cae del cielo. Entonces, lo más importante en esto es la administración
pública del sistema educativo, por lo que debe exigírseles principalmente a
ellos eficiencia, transparencia, calidad y buenos resultados.
Según el informe PISA 2012,
entre los países desarrollados existe una nula relación entre gasto público por
alumno y resultados académicos, lo cual nos enseña que gastar más en educación
no equivale a mejorar la educación, por lo tanto, la clave estaría en que
necesitamos gastar mejor y gastar menos; de esta manera se justifica la
imperiosa necesidad de que exista una mayor exigencia, transparencia y control
del gasto público que realiza la administración pública en dicho ítem.
Por otro lado, no debemos
caer en el grave error de apuntar hacia una mediocridad educativa generalizada
y horizontal generadora de talentos perdidos como si se tratase de un nuevo
paradigma para lograr emparejar a todos (con el propósito de conseguir una ciudadanía
estandarizada para sofocar la disidencia y la originalidad) bajo la creencia de
que no existirá desigualdad, impidiendo de esta manera que jóvenes talentosos
de manera individual sobresalgan y evitar que éstos con sus méritos puedan
influenciar positivamente a los demás; más por el contrario, si realmente
deseamos una educación de calidad debiéramos apostar al potencial de la
investigación, la innovación, el trabajo creativo, la iniciativa privada
competitiva y el desarrollo de nuevas ideas, como directrices de política
pública, mediante el desarrollo de capital intelectual propio con formación
idónea, objetiva y pragmática, donde se promueva la cooperación social, esto
es: cada persona tratando de beneficiarse sirviendo a los demás.
Finlandia constituye un
ícono en el progreso educativo de calidad y los requisitos por el cual
alcanzaron dicho progreso son: los docentes de excelencia, profesores
certificados internacionalmente, la meritocracia educativa, la libre iniciativa,
la innovación, la creatividad y la investigación. Entre las profesiones u
oficios con mejor remuneración en dicho país se encuentra la del maestro o profesor.
El abogado y economista Juan Ramón
Rallo, explicando las claves del éxito finlandés, menciona: 1) En la OCDE, sólo
un 10% de la variabilidad de los resultados en PISA se explican por diferencias
entre sistemas educativos: el 36% se debe a diferencias entre centros y el 54%
a diferencias entre alumnos. Por consiguiente, los distintos “modelos”
educativos son relativamente menos importantes que las características del
alumno y que la organización de cada escuela. 2) PISA constata que un mayor
grado de autonomía de cada escuela a la hora de diseñar el currículum y de
organizar el centro contribuye positivamente a los resultados; y, 3) de manera
paradójica con el anterior, la competencia entre centros no juega absolutamente
ningún papel en mejorar los resultados. Entonces ¿Cómo es posible que la
diversidad curricular sea buena y la competencia entre centros, que estimula
esa diversidad curricular, no lo sea? Básicamente porque la competencia
educativa que realmente marca la diferencia no es la de que dos centros
cortados por el mismo patrón se peleen por captar un número limitado de
alumnos: la competencia relevante es la que permite la autoorganización y
autorregulación de cada centro, esto es, su autonomía para proponer planes de
estudio y modalidades de enseñanza radicalmente distintas a las de otros
centros, compitiendo con ellos en ese campo; por lo que sugiere la no
imposición estatal de un modelo ni el simple traspaso de la gestión a
empresarios maniatados.
Por otro lado, en esta Era
de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) son tiempos
inmejorables para el mejoramiento educativo y en consecuencia ya no existen
excusas para la no adquisición de conocimiento. Hoy en día existen sinnúmeros
de aplicaciones para teléfonos celulares, computadoras, tablets, televisores,
etc., que bien pueden ser utilizados para acceder a mayor información como
nunca antes en el pasado.
Teniendo en cuenta este avance tecnológico se podría avizorar que las nuevas tecnologías (Internet, Skype, redes sociales, etc.) ofrecen un sinfín de posibilidades para desarrollar nuevos modelos educativos que vayan más allá de la universidad tradicional. La participación de un centro de enseñanza superior en la formación del capital humano puede ser muy variable: desde la tutela directa y presencial de un equipo docente durante 20 horas semanales a lo largo de cinco años a la provisión del material docente y posterior certificación de que un determinado alumno ha adquirido por su cuenta los conocimientos reconocidos en su título, pasando por la enseñanza online presencial o no presencial.
Lo que más debiera importar
es la adquisición de conocimientos especializados de calidad y que éstos tengan
una utilidad práctica y no caer en la epidemia de la “titulitis”, esto es, llenarse de
títulos sin que el conocimiento llegue a tener un impacto objetivo que mejore
la calidad de vida de las personas. En los últimos años esta situación de "la titulitis" a llegado al extremo que el título de "Doctor Honoris Causa" (el cual carece de prueba alguna), se ha desacreditado a sí misma, pues está siendo entregada con motivos egocéntricos, políticos, de amistades, etc., a cualquier persona por supuesta contribución a algo, llegando algunas universidades a otorgar dicha distinción inclusive relacionado al supuesto conocimiento extraordinario sin antes siquiera acreditar vencimiento de la escolaridad, sin tener un máster o algún postgrado en educación superior. Se han dado inclusive situaciones de algunos políticos con astucia pero sin integridad que se atrevieron a dictar cátedras haciendo uso de dicho título honorífico.
No debiera ser una cuestión de llenarse de "titulitis" sino de conocimiento pues el título puede llegar después. Entiéndase que aquel
estudiante íntegro que realmente posee los conocimientos no solo teóricos sino
prácticos le resultará más fácil después acceder a un título verdaderamente académico pues ahora ya
existen en el mundo numerosos centros de enseñanza superior de reconocida calidad y
trayectoria internacional que cobran sólo por examinar y certificar la adquisición de unos
determinados conocimientos tanto a nivel técnico superior como de licenciatura. En resumidas cuentas lo más importante en realidad
es el conocimiento y la destreza adquirida que poseer un papel, certificado o
título. Es decir la falta de título ahora ya no es un verdadero impedimento para crear, desarrollar y hacer realidad las ideas, por ejemplo, grandes innovadores como Bill Gates y Steve Jobs, sus primeros inventos no fueron realizados dentro de las universidades o en algún laboratorio institucional sino en un garaje (en casa).
Manuel Hinds es bastante
claro al mencionar que queramos o no queramos estamos compitiendo en
una economía globalizada en la que el progreso sonríe a personas altamente instruidas y muy entrenadas para pensar y cooperar a un nivel de mucha
sofisticación. Los que no puedan competir a esta altura tendrán que hacerlo en
actividades que generan mucho menos valor agregado. Por lo tanto, el desarrollo
está cada vez más ligado a la excelencia y no a la mediocridad, para ello se
debiera también promover el conocimiento de idiomas extranjeros de mayor
influencia en el mundo.
Usualmente escuchamos la
frase de que “la educación es una inversión”, sin embargo, resulta que existen
universidades que no están generando una buena inversión pues el capital humano
que produce no es tal, por lo tanto, se debiera exigir más calidad que cantidad
de estudiantes, pues éstos últimos con conocimientos mediocres luego se ven en
desventajas en el mercado laboral frente a quienes sí se esmeraron por adquirir
mejores conocimientos.
Rallo señala que un capital
humano debe cumplir tres requisitos: 1) excelencia técnica; 2) adaptación a las
necesidades del consumidor; y, 3) que permita lograr un sobresueldo en el
mercado. Si esto no ocurre puede considerarse una mala inversión. En otras
palabras, la enseñanza universitaria es una inversión en un activo llamado
capital humano y cuya rentabilidad es el sobresueldo que cosecha el trabajador.
Resulta que esa rentabilidad
no se cumple en la actualidad debido a que no todos quienes obtienen un
sobresueldo tienen que obtenerlo por gozar de estudios universitarios como
tampoco los que gocen de estudios universitarios tienen por qué obtener un
sobresueldo y menos obtenerlo en virtud de ese título (no por el hecho de tener
un título, la persona podrá generar ingresos automáticamente). Por ejemplo,
esta situación es claramente perceptible cuando vemos una gran oferta de
profesionales el cual no condice con la demanda e inmediatamente nos
preguntamos ¿cuál es el sentido? si muchos de ellos en nuestro país se están
dedicando a la informalidad y al delito para enriquecerse ilícitamente siendo
esto una muestra de que no se está valorando la formación escolar y superior como
se debiera y por ende tampoco se está formando a profesionales con una mayor
exigencia de calidad.
Si hacemos una comparación entre
los profesionales de antigua generación versus las actuales es evidente que si
bien las anteriores no tenían buenas condiciones como hoy; sin
embargo, percibimos que el nivel de conocimiento adquirido era mayor.
Esto por ejemplo es posible
evidenciarlo cuando algunos profesionales dependen por completo de un aparato
tecnológico o del internet desde el momento en que efectuará algunos cálculos hasta prescribir una receta médica sobre alguna dolencia de menor gravedad.
La educación usando las nuevas tecnologías no consiste únicamente en mostrar a los estudiantes un vídeo aduciendo que con ello se les estaría aumentando el conocimiento, pues ese aprendizaje resulta siendo falso dado que se requiere de una estimulación adecuada para alcanzar dicho objetivo, donde a los estudiantes se les permita pensar, razonar, discernir, disentir y a manifestar sus propias apreciaciones y opiniones demostrando sus conocimientos adquiridos, y no simplemente quedarse relajados tanto profesor como estudiante viendo una película, un documental, etc.
La educación usando las nuevas tecnologías no consiste únicamente en mostrar a los estudiantes un vídeo aduciendo que con ello se les estaría aumentando el conocimiento, pues ese aprendizaje resulta siendo falso dado que se requiere de una estimulación adecuada para alcanzar dicho objetivo, donde a los estudiantes se les permita pensar, razonar, discernir, disentir y a manifestar sus propias apreciaciones y opiniones demostrando sus conocimientos adquiridos, y no simplemente quedarse relajados tanto profesor como estudiante viendo una película, un documental, etc.
No estamos sacándole
el verdadero provecho (de manera debida) a las nuevas tecnologías, por lo tanto, el desafío es
extraer la mayor utilidad posible en pro de la calidad y no simplemente
conformarnos con el facilismo que éstas podrían ofrecernos. No nos olvidemos
que todos los avances tecnológicos que hoy existen empiezan desde una idea básica pero a veces ni
siquiera esa idea básica se encuentra realmente comprendida por los estudiantes siendo esa la razón principal para que exista una absoluta dependencia a los artefactos.
Debemos tener presente que cada persona posee un talento y una vez desarrollado constituye su medio primordial de subsistencia por la vía de la formalidad y entre los principales caminos que posibilitan descubrir dichos talentos se encuentran la educación y el trabajo.
Entonces, aquellos padres que ven a sus hijos adolescentes que por algún motivo no rinden bien en la educación convencional no deben ofuscarse sino que con optimismo debieran también motivarlos a que adquieran algún oficio productivo, pues probablemente con el trabajo adquirirán los hábitos de disciplina, voluntad de servicio, cumplimiento de horario, respeto a la autoridad, manejo de agenda, etc., que podrían ser aquellos factores que están impidiendo el despegue de los talentos para muchos jóvenes en nuestro país además que mediante el trabajo ellos tienen la oportunidad de tener acceso a la información y al conocimiento especializado de manera práctica.
Debemos tener presente que cada persona posee un talento y una vez desarrollado constituye su medio primordial de subsistencia por la vía de la formalidad y entre los principales caminos que posibilitan descubrir dichos talentos se encuentran la educación y el trabajo.
Entonces, aquellos padres que ven a sus hijos adolescentes que por algún motivo no rinden bien en la educación convencional no deben ofuscarse sino que con optimismo debieran también motivarlos a que adquieran algún oficio productivo, pues probablemente con el trabajo adquirirán los hábitos de disciplina, voluntad de servicio, cumplimiento de horario, respeto a la autoridad, manejo de agenda, etc., que podrían ser aquellos factores que están impidiendo el despegue de los talentos para muchos jóvenes en nuestro país además que mediante el trabajo ellos tienen la oportunidad de tener acceso a la información y al conocimiento especializado de manera práctica.
Es bueno recordar que desde
un punto de vista material a esta vida temporal no hemos venido únicamente a
emplearnos ni a acumular cosas perecederas sino más bien a desplegarnos, es
decir a desplegar nuestros talentos, especializarlos y ser creativos, a través
del cual trataremos de beneficiarnos sirviendo a los demás.
En la economía del conocimiento, es la formación de conocimientos especializados e interdisciplinarios la que adquiere mayor relevancia, pues en el futuro cada vez más tendrá mayor valor la propiedad intelectual y se producirán cosas más sofisticadas.
En la economía del conocimiento, es la formación de conocimientos especializados e interdisciplinarios la que adquiere mayor relevancia, pues en el futuro cada vez más tendrá mayor valor la propiedad intelectual y se producirán cosas más sofisticadas.