domingo, 13 de julio de 2014

La FIFA y los regímenes totalitarios.

Ciro Añez Núñez

Concluido el evento deportivo de la Copa Mundial de la FIFA 2014, donde si bien existió diversión, habiéndose expandido entre otras cosas el fenómeno comunicacional denominado la “memecracia” (unidad de información cultural transmisible de una mente a otra, que en este caso, se trasmitió humor gráfico a partir de situaciones acontecidas durante el desarrollo del Mundial basado en la creatividad); sin embargo, no todo fue alegría pues la FIFA permanentemente acaba siendo la más cuestionada.

En este hermoso deporte, existen quienes con puro sentimiento futbolero sufren frente a determinadas situaciones ocurridas en los partidos de fútbol o ante las decisiones adoptadas por la FIFA por considerarlas como totalmente injustas, dudosas o desproporcionadas; y, aunque dicho sufrimiento sea mayúsculo o generalizado en nada cambia la decisión de la FIFA. Entonces, para que aquel sentimentalismo no se convierta en un pernicioso masoquismo, lo correcto es analizar las causas del sufrimiento y darle un buen término, porque lo contrario implicaría ingresar a un ciclo vicioso intrascendente de malestares reiterativos.

Según una nueva investigación del Diario Sunday Times de Gran Bretaña, afirma que se pagaron sobornos de por lo menos cinco millones de dólares para que la FIFA nombrara a Qatar como la sede del mundial 2022, siendo que para muchos entendidos, dicho país es considerado uno de los peores países para hacer un mundial. Lo cual ha provocado el estallido de más cuestionamientos contra la FIFA y muchas personas han manifestado al unísono su repudio, postulando que debiera existir un cambio significativo en ella, sin antes siquiera conocerla en su naturaleza jurídica, donde probablemente se encuentre los principales motivos a sus males.

El fútbol internacional está controlado a nivel mundial por la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA), institución creada en 1904 como una asociación civil privada (organización de personas, no de capitales) cuyo sistema organizativo es de naturaleza jurídica de “COOPTACIÓN” (el superior escoge y elige a su sucesor. El jefe de la FIFA escoge a los presidentes de las Confederaciones y así sucesivamente) y está sujeta al derecho suizo, no por nada tiene su sede, en la ciudad helvética de Zurich.


La FIFA gobierna a través de sus seis Confederaciones divididas por continentes, las Federaciones de fútbol de todo el planeta, que organizan y dirigen las competiciones nacionales; también controla y organiza los Campeonatos del Mundo de fútbol en todas sus modalidades, y tiene un carácter autárquico ya que está dotada de su propia normativa y de sus propios órganos jurisdiccionales, habiendo creado un estatus jurídico internacional paraestatal. 

Como demostración de su enorme poderío, la FIFA cuenta con más asociados que la ONU. En otras palabras, las selecciones que participan en un Mundial de fútbol saben de antemano que se someten a las propias reglas y sanciones que impone la FIFA.

La FIFA es una organización de las más raras que existe, pues al ser una asociación privada de personas (no de capitales), se basa en lealtades de tipo feudal (a quien salga del sistema, lo desafilian. Ej.: no pueden jugar ningún campeonato); por ende, cada Federación estaría en libertad de retirarse de ella pero tal aspecto por la envergadura de esta organización y la cooptación existente difícilmente en estos momentos se realizará.

Si para muchos les pareció injusta la sanción a Luis Suárez por desproporcional o el penal no cobrado a favor de México en el partido frente a Croacia, etc., adviertan que la FIFA pese a ser una organización privada se da el lujo de hacer campeonatos mundiales donde “participan naciones” y resulta que pese a ello, "ningún Estado tiene injerencia en la FIFA".

Las Federaciones de fútbol no dependen de un Estado sino de la FIFA. Cada vez que un Estado nacional ha tratado de regular el fútbol en su país, inmediatamente la FIFA envía un veedor, aplicando su normativa anuncia que se suspenden la participación de sus jugadores, clubes, etc., dentro del fútbol profesional frente a todos los equipos del mundo. Existen ya antecedentes al respecto, como ser Perú, Polonia, Libia y recientemente Camerún.

La FIFA es la organización más millonaria del mundo. Enrique Ghersi, advierte que cuando hay problemas, es capaz de mover las masas y éstas con el fervor de la pasión y sentimiento futbolero empiezan a vociferar y a desgañitarse en las tribunas de los estadios e inmediatamente los gobiernos retroceden. Eso sucedió en Perú, cuando hace años atrás trató de cambiar mediante una ley ordinaria ciertas situaciones reprochables en su federación de fútbol.

En lo concerniente al motivo del ¿por qué existe violencia en el fútbol (fuera de la competición  deportiva) más que en otro deporte?. Ghersi, señala que una de las causales es que no hay derecho de propiedad pues son sociedades de personas, por ende tienden a ser organizaciones políticas, donde se pelea el control de algún club, manipulando aquellos sentimientos futboleros del hincha o la tropa. 

Otro asunto preocupante es la transferencia de los jugadores, es decir, el pase FIFA de un jugador, donde se han dado casos que es más parecido a una esclavitud. Los futbolistas son como gladiadores, les brindan todo lo que quieran (excelentes ingresos económicos, vehículos, casa, etc.), pero la pregunta es: ¿son realmente libres?. Serán realmente libres en la medida que puedan pagar ellos mismos por su pase (comprar su libertad); es bastante complicado (además cuentan con la cláusula de resolución) y en eso no se mete la OIT. Los jugadores no pueden negociar directamente sus contratos sino a través de sus representantes.

Ghersi, advierte que quienes poseen la licencia de agente FIFA tienen asegurado sus ingresos económicos de por vida, por las ganancias que de ella emerge en la exportación de futbolistas del mundo dentro del mercado oligopólico que existe. La FIFA de manera peculiar compra los derechos de transmisión de sus campeonatos y después se los revenden a las cadenas de televisión en paquetes con precios astronómicos.

Lo más interesante de todo esto, es que la FIFA ha podido independizarse de la política de los países. Por ejemplo, el árbitro falló mal o la FIFA resolvió un asunto con total falta de transparencia y nadie está por encima de la Ley; sin embargo, no existe un juez en el mundo que cambie las decisiones de la FIFA, ni que les altere el resultado de un partido de fútbol. Ni los banqueros ni los empresarios más millonarios del mundo pueden hacer lo que la FIFA ha logrado. Ni siquiera en asuntos contractuales pues la FIFA posee un Tribunal Arbitral y cualquier conflicto de magnitud se va a Zurich (resuelve sus asuntos entre ellos).

Si bien es cierto de que "en teoría" la ley ius cogens no ha habilitado aún fueros inexpugnables al Derecho Natural que es de donde el hombre aprehende los derechos fundamentales; sin embargo, resulta que en los hechos y la realidad la FIFA ha demostrado en muchas oportunidades que funciona como si fuese una fábula, existe mucho antecedente al respecto (de quienes le han hecho frente, pero ahí está, continua ella casi incólume) y sigue funcionando.

¿Cómo lo logró?, eso realmente debiera ser un tema de investigación amplio y profundo; y,  el debate (el cual es ya bastante antiguo en el mundo) sería mucho más consistente y se podría seguir avanzando más al respecto. Adviértase que desde el año 1904 a la fecha, han transcurrido más de un siglo y la FIFA sigue siendo un orden cataláctico alternativo a la autoridad estatal en el mundo. La historia y los recientes hechos así lo confirman.

La Organización Transparencia Internacional ya se ha manifestado al respecto, exigiendo cambios radicales en la FIFA para erradicar la corrupción en el fútbol; Andrés Roemer, hace mucho tiempo, escribió un libro que titula ¿Por qué amamos el fútbol? donde explica la teoría económica del fútbol; mientras que Andrés Oppenheimer, recientemente sugirió que exista una supervisión externa en la FIFA, es decir que se nombren directores externos en el Comité Ejecutivo de la FIFA para que exista más supervisión y más transparencia en los contratos billonarios que hace esa institución y además no puede ser que los presidentes de la FIFA estén en sus puestos 15 o 20 años, o de manera vitalicia; eso da lugar a que se formen intereses creados y feudos, todo lo contrario a sistemas de pesos y contrapesos de revisión, que cualquier institución necesita para combatir la corrupción.    

Ideas como éstas son bastante interesantes aunque estarán siempre supeditadas por lo pronto a la decisión “voluntaria” de la FIFA para su implementación; por lo tanto, también se debiera pensar más seriamente en la toma de decisiones por parte de los gobiernos de los respectivos países, tomando en cuenta que sus naciones son las que se ven involucradas y participan en ella. 

En ese sentido, se debieran promover algunos interesantes movimientos de cambios que ya existen, como ser la creación de clubes como sociedades de capitales, por ejemplo, Boca Juniors y Milan, ya están alistados en bolsa de valores en sus respectivos países; de esa manera se permite evitar de que los clubes sigan siendo sociedades de personas y siga en vigencia el sistema de cooptación.

Por otro lado, está claro que para evitar el abuso del poder la solución radica específicamente en quitar el poder nucleado en una sola institución, por lo que previo consenso de Estados, lo cual actualmente es bastante difícil por sus consecuencias (pero ese es el precio de su liberación), podrían voluntariamente desafiliar a sus Federaciones de la FIFA e incentivar dicho deporte respetando las libertades individuales por la vía de otras organizaciones donde se promocione dicho deporte, por las olimpiadas mundiales, etc., donde además se permita el uso de toda la tecnología disponible mediante la repetición instantánea en aquellas jugadas polémicas o dudosas como ocurren en otros deportes como el básquetbol.

Por lo expuesto, considero que la verdadera enseñanza que nos debiera dejar todo esto, es entender y comprender que cualquier régimen que sea totalitario, dictatorial y con mandatos indefinidos son totalmente atentatorios y contraproducentes a los derechos y libertades de las personas, siendo los principales generadores de sufrimiento, dolor, injusticia y corrupción; por lo tanto, las sociedades por su propio bien no debieran socaparlas y menos aún debieran existir dichos regímenes en aquellos Estados auto denominados como Social, Democrático y de Derecho.