domingo, 1 de septiembre de 2019

No perdamos el sentido común, colaboremos en tiempos de crisis.


Ciro Añez Núñez


¡La Amazonía arde!, ese ha sido el titular en muchos medios de comunicación a nivel nacional e internacional, dando inicio a una serie de debates mediáticos sobre medioambiente y ambición depredadora.

Cabe mencionar al respecto, que los extremos son malos, por un lado, el fanatismo medioambientalista que simplemente acusa a todas las empresas por la elaboración de plástico olvidando que son las personas con malos hábitos quienes contaminan no reciclándolo y botando en cualquier parte dicho plástico, provocando enormes cantidades de basura; y, por el otro lado, los que creen que la protección al medio ambiente es puro cuento y lo que realmente importa es obtener dinero como sea y a cualquier precio, al extremo que los colonos presionan para asignarse tierras en zonas de reservas naturales, no agrícola, llegando a dárselos en bandeja con fines puramente políticos económicos.

A este debate también se suman los incrédulos, aquellos que a todo desean darle una explicación científica o que todo es un accidente para justificarse (olvidando que la vida no necesariamente tiene una explicación científica, pues podrán llegar a saber en qué momento pudo haber estallado el Big Bang pero no quien lo provocó). Aquellos podrán decir que el daño ambiental no es tan grave, el fuego después de todo se apagará, pues al final todo se transforma; sin embargo, eluden decir que el impacto en la calidad de vida es y será para nosotros y para nuestros hijos. En el asunto del medio ambiente, las víctimas somos nosotros y nuestro entorno no solo es cuestión de una selva quemada, un río contaminado o un lago seco.

Estas elucubraciones algunos lo hacen cómodamente sentados en el sofá de sus casas, en sus escritorios con aire acondicionado o en una charla de café de amigotes o compinches, en una tertulia, o whatsappeando, etc., mientras tanto, hay quienes están combatiendo al fuego con todas sus fuerzas, exponiendo incluso su propia vida y su salud por salvar la vida silvestre, la flora y la fauna en dichas zonas de reservas forestales, trabajando en lo urgente y no simplemente sentados discutiendo lo importante.

Del mismo modo, podemos ver muchas otras situaciones antagónicas, como por ejemplo, algunos niños y/o adolescentes ensimismados jugando videojuegos online de construcción, de combate o de supervivencia en la jungla o en la aldea digital, donde vivir o morir es cuestión de apretar un par de botones de consolas y cuando ellos son eliminados o no se les permite acceder a dichos juegos, llegan al extremo, de verse afectados de sobremanera en su equilibrio emocional exteriorizado en berrinches o muestras de aburrimiento total (no encontrando en ese momento contentamiento alguno incluso en ir a practicar algún deporte); mientras eso ocurre en la ciudad, resulta que en la selva amazónica, niños y jóvenes de determinadas comunidades están en una verdadera lucha frontal de supervivencia por su entorno natural, la biodiversidad, velando por las aportaciones que ofrece la Amazonia al equilibrio planetario, combatiendo con el fuego y lidiando por la vida, experimentando en ellos problemas de salud.

Pero lo mejor, es que “no todo es así” en la ciudad, porque también vemos con beneplácito a muchos niños, jóvenes y adultos activos, aportando, llamando a la reflexión a las autoridades y colaborando a que se les preste ayuda a quienes están dando todas sus fuerzas y experiencia en el combate al fuego en la Amazonía boliviana.

No son tiempos de hacer campañas políticas con la desgracia tampoco tiempos de frivolidades (Ej.: de estar distrayéndonos o alegrándonos, asistiendo a retretas o payasadas mientras otros sufren, restando importancia al daño ambiental que es preocupante). Son tiempos de crisis, son tiempos de solidaridad activa!.

Ayudemos a los bomberos, a los voluntarios con experiencia y a las comunidades que están lidiando en apagar el fuego, ayudémoslos con víveres, medicinas, nebulizadores, etc. (Ej.: existen niños enfermos con dolencias respiratorias, conjuntivitis, no hay alimento, ríos secos, etc.).

No sólo la miremos de palco y/o tampoco nos demos de muy inteligentes en el debate sin antes colaborar en tratar lo urgente. Acudamos a los lugares (oficiales y de organizaciones civiles serias) de acopio para ayudar a dicha gente. Todas esas personas y vida silvestre nos necesitan.