Ciro Añez Núñez.
La palabra de moda: inteligencia "artificial" (IA), es como su nombre lo indica: "artificial", es decir, carente de consciencia, afecto y de intuición, por ende, es tan solo otra herramienta más, como tal, que al final se extenuará y que puede ser usada tanto para las buenas obras como para las malas obras. Lo importante es entender que la IA, no reemplaza al ser humano sino lo potencia.
Como siempre ocurre, con lo que es artificial, al ser un instrumento, no debemos fantasear ni fanatizarnos con el medio tampoco idolatrarlo sea como ídolo digital o tallado sino más bien, se deben colocar determinados límites normativos básicos de fabricación y uso (Ej.: leyes de Asimov) para evitar la alucinación artificial (es decir, que de forma maliciosa y adrede, hacer que la herramienta invente hechos de aparente legalidad y ética, cuando en realidad no lo es, como ser, encontrar y transitar por caminos camuflados que facilitan la evasión fiscal, estafas, delitos financieros, extorsiones, pornografía, delitos sexuales, secuestro, etc.); por lo tanto, los desafíos serán los mismos de siempre, en lo referente a lo artificial, esto es, esforzarnos y asegurarnos de que éstos dejen rastros, evidencias, marcas de agua, huellas, que permitan ser detectables para efectos probatorios.
Lo más importante como humanidad, es no perder el sentido común, evitemos robotizarnos a nosotros mismos, a través de la rutina de querer distraernos y entretenernos, a causa del miedo que la gente tiene a morir (es decir, aquel pánico colectivo encubierto, traducido en una frase -excusa o pretexto-: "hay que distraerse para olvidar que nos vamos a morir"), y debido a ello, es que como humanidad andamos como en manada global: ocupados, acelerados, manipulados, estresados y sin tiempo, saturándonos de datos, reality show mediáticos, contaminándonos de confusión, ignorancia, miedo, duda y preocupación o simplemente despistados porque pensamos que hemos venido a esta vida, solamente a reír y/o a fomentar el exhibicionismo.
Toda esa información con o sin polución es difundida a través de los artefactos o dispositivos, por el cual, deseamos que todo sea rápido, a nuestro gusto, placer e instantáneo, creyendo que lo excelente siempre requiere velocidad, olvidándonos que lo más primordial, es el pensamiento crítico, reflexivo, analítico, objetivo, creativo y el dominio propio.
Advirtamos lo siguiente, con la IA y la robótica queda claro que el aprendizaje, los datos, los conocimientos acumulados, la transmisión de estos y, el desarrollo del pensamiento lógico (lo que usualmente algunos denominan intelecto), en realidad siempre fue y es una simple expresión de la inteligencia (es una pequeña capa de la inteligencia).
En ese sentido, resulta obvio que bajo una percepción sesgada de inteligencia, los aparatos podrán hacer muchas cosas mucho mejor y más rápido que nosotros, pero no por ello, diremos que eso es "inteligencia propiamente dicha", pues ésta última tiene una función integradora con una base bioquímica. Nuestro cuerpo es una maquina muchísimo más sofisticada que cualquier otra elaborada por el ser humano. Nuestro ser interior es incomparable con un Robot, ya que éste no podrá tener consciencia. Las maquinas no pueden ni podrán convertirse en consciencia.
Si vivimos en la ignorancia sobre nosotros mismos, indudablemente corremos el riesgo de ser dominados fácilmente por corruptos fascineros. Evitemos ser manipulados pues manipulación conlleva intencionalidad de engaño, pérdida de nuestra libertad, dependencia, control, sometimiento y tiranía.
Con todo ello y con mayor razón, debemos sembrar y desarrollar conciencia, en búsqueda de cambiar la
calidad de vida de las personas (el bienestar común, el interés general
humanitario), más que tiempos de inteligencia "artificial" se debiera
aspirar a la era del corazón, un cambio hacia la conciencia.