miércoles, 27 de mayo de 2020

El impacto Covid-19 y otras dolencias en la responsabilidad profesional médica.

Ciro Añez Núñez*

En virtud a nuestra experiencia tanto en litigación como en consultorías jurídicas relacionadas a temas médicos especialmente bajo la perspectiva de la prevención de riesgos resulta oportuno tomar  en cuenta la responsabilidad profesional médica en periodos de alarma sanitaria.

La pandemia del Covid-19 ha traído consigo un fuerte impacto en todos los sectores, en especial en el ámbito profesional médico y en la calidad de la atención.

Con el objetivo de optimizar la utilización hospitalaria, en muchos países se intensificó los recursos para los pacientes más enfermos, reasignándose los mismos para mitigar la propagación, lo cual motivó que se aplacen o disminuyan las exploraciones y las visitas con normalidad de los demás pacientes (por otras dolencias) denominados “estables” a los centros médicos (más aún por los riesgos de contagio), muestra de aquello, es que se redujeron las pruebas de detección de varices, carcinoma hepatocelular, endoscopía preventiva, ecografías, entre otros, a menos que se trate de emergencia (como ser, situaciones de hemorragia varicosa, ulceras gástricas sangrantes, etc.).

Ante una crisis médica por falta de mejores condiciones, se ven disminuidas las demás atenciones pues por ejemplo, difícilmente se realizarán trasplantes de hígado procedentes de donantes cadavéricos, por cuanto no se tiene la disponibilidad de camas y ventiladores en cuidados intensivos y/o terapia sustitutiva renal (diálisis) por la atención de enfermos críticos con Covid-19.   

En ese sentido, el acceso a la atención médica para otras dolencias se ha visto limitada obviamente porque en respuesta a la pandemia, las prioridades cambian y en consecuencia la calidad de la atención disminuye.  

Esta pandemia Covid-19 expuso en los países los defectos estructurales del sistema sanitario y en algunos casos destruyó los procesos desarrollados para el seguimiento de pacientes, evaluación del estado de las enfermedades, respuesta a la terapia, mecanismos para detectar complicaciones, los cuales requieren de una frecuente interacción física entre paciente y médico.

Adviértase que el aislamiento por si mismo genera tensiones tanto en el paciente como en los familiares, por cuanto el confinamiento restringe la movilidad, limita el trabajo de enfermería personalizada en los hogares y aumenta el consumo de alimentos baratos y procesados al ser éstos más accesibles en periodos de crisis. Estos y otros factores más, pueden motivar mayor fragilidad de los enfermos estables, aumentar la desnutrición, afectar la salud emocional y mental de las personas sumando de esta manera los riesgos de descompensación aguda de los pacientes.

Toda esta complicación tiende a durar por mucho tiempo, con lo cual, podrían surgir diagnósticos fallidos junto a los acompañamientos médicos deficientes o incorrectos por la disminución de controles de laboratorio sin los seguimientos clínicos habituales tras las pruebas diagnósticas.

Con todo este panorama de incertidumbre surge la necesidad crucial en los médicos (en las distintas especialidades) de adaptarse con el objetivo de preservar la salud de sus pacientes (Ej.: la telemedicina, la atención coordinada mediante visitas por vídeo y por teléfono de diferentes especialistas además de intervenciones conductuales) y a su vez, salen a flote la posibilidad de que surjan responsabilidades (civiles, penales y administrativas) en el contexto de la mala praxis en sus dos dimensiones principales, a saber: daños al paciente o la muerte del paciente, con todas sus consecuencias que de ellas emergen tanto para los médicos, las clínicas y los hospitales (Ej.: los contagios al interior de los hospitales en tratamientos ambulatorios por no cumplir estrictamente las medidas de bioseguridad y de sanidad en sus ambientes).

No basta con tener guías de orientación o protocolos de tratamientos a pacientes de determinadas dolencias donde incluyan el consentimiento informado porque influyen muchos otros factores más, como por ejemplo, para cada situación en particular depende el criterio médico y los eventos adversos.

De allí que es de suma importancia que el sector médico conozca de forma anticipada  los aspectos legales de la práctica médica, la responsabilidad civil y penal del profesional de la Salud, las consecuencias legales de la negligencia médica y las recomendaciones para prevenir una demanda judicial médica en términos de objetividad pura como parámetros de absolución.


Si Ud. es médico, director de hospitales y clínicas, o se encuentra realizando actividades en el sector médico  y piensa implementar protocolos jurídicos de prevención y/o mitigación de riesgos legales, le recomendamos que se ponga en contacto con un experto legal de confianza en esta área.


Si no es así, en Ciro Añez – Abogados -  estaremos encantados en ayudarle, contamos con un equipo multidisciplinario de expertos en materia legal. Estamos a su disposición para responder a sus preguntas y resolver sus dudas.


*Asesor Legal Empresarial y Abogado de litigios.
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